Encontré en mi biblioteca, en un rincón
que hacia mucho tiempo no visitaba, unos archivos compuestos por revistas,
recortes de periódico y muchas hojas de anotación, con cientos de mis partidas
de ajedrez. Todo un tesoro ajedrecístico, en espera de ver nuevamente la luz,
en cumplida ocasión, para demostrar esa máxima hindú que dice “Un libro abierto
es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que
perdona…
Desde que yo era un adolescente, solía
recortar toda y cuanta partida de ajedrez que aparecía impresa en el periódico
Excélsior y en la revista Tiempo, mis fuentes principales, aunque ocasionales,
donde nutrirme de la genialidad estratégica y táctica de los grandes jugadores
del ajedrez. Entonces, en la década de los 70’s en México, la literatura sobre
ajedrez (libros y revistas) además de escasa, resultaba proporcionalmente mucho
más costosa, que el día de hoy.
Durante muchos años, antes que se
inventara el Internet, mi arsenal teórico ajedrecístico, se limitaba a un
pequeño libro publicado por la editorial del periódico La Prensa “De Buda a Fischer y
Spassky: 2000 años de Ajedrez” -del poeta mexicano Eduardo Lizalde- y mis
recortes de periódico, que comenzaron a aparecer en México, precisamente a
partir del Campeonato Mundial entre Fischer y Spassky en 1972, que fue,
casualmente, el año de mi ingreso a la Preparatoria, en el antiguo Colegio de San
Ildefonso.
Todo coincidió entonces en mi
vida. Un despertar al mundo de la pureza intelectual, de la viveza creativa, de
la libertad plena. La vida en la Preparatoria 1 de la UNAM me catapultó hacia el
mundo de Cassia, el del Ajedrez diario, en clubes, en Chapultepec, a un lado
del lago antiguo, o en la misma Casa del Lago, los días domingo, en frenéticas simultáneos.
Era San Ildefonso, allí fue, en aquellos
pasillos largos, inmensos, de techos altísimos y arcos de piedra. Bajo los
murales de Rivera, Siqueiros, Orozco y los vitrales de Cordero, la amistad divina, predestinada de los tres
Jorges (García Arellano, García Solís –q.e.p.d.- y Morales Camino) con Joel
Flores y con este Campeón que no olvida, para hacer una quinteta en lucha
diaria, sobre los 64 días y noches del tablero. Se volvio un reto sin límites,
ganar y no perder. El Ajedrez, constituyo la apuesta máxima que nos volvió
amigos inseparables. Jugar al ajedrez representó una carrera contra el tiempo
para saber, entender y escalar más alto, más rápido y más fuerte ("Citius, Altius, Fortius") que los otros cuatro ases,
de la baraja fraterna.
En la búsqueda desesperada, por
hallar el hilo conductor que me hiciera mejor que mis amigos, un día me topé
con una revista que se llamaba Jaque Mate, que ahora sé -gracias a la magia del
Internet- circulo en las décadas de los años 60’s y 70’s en Cuba y que fue uno
de esos tesoros invaluables, que me sigue alimentando y deberá hacerlo mas, en
las vidas de mis hijas y de sus propios hijos, y de cuanta persona este
interesada en desvelar, los secretos, que encierra el noble arte, del juego
ciencia, del Ajedrez.
Porque en la desatada investigación,
en el escudriñamiento que cada uno de nosotros, Joel, el “Olegario”, “Pinochet”
y “Tontin” –q.e.p.d.-, (así eran los nombres como nos identificábamos con los
Jorges) realizábamos, coincidíamos con los tiempos, en que las carreras
armamentistas estaban de moda en el mundo bipolar. Igual que como Rusos y
Norteamericanos, se apuraban en lanzar Sputniks y Mercurys, Gagarines o Aldrin,
Collins y Armstrongs al espacio, nosotros, la generación de ajedrecistas que creció
bajo el influjo de los mexicanos Sisneaga, Frey o Mario Campos, y todos a la
vez de Bobby Fischer, lo hacíamos por igual, al visitar la Biblioteca Franklyn
de la embajada de los EUA, en la “Zona Rosa”, para tener en prestamos algunos
libros de ajedrez que allí existían; o al convertimos en lebreles, ágiles y
veloces, en la apasionante suerte de la sustracción indebida, de libros en las librerías
del centro histórico del DF.
Mas he de reconocer que la
descarga de adrenalina me rebasaba, a la hora de entrar a robar y prefería
mejor visitar las embajadas de la
URSS, lúgubre, tapiada, llena de misterios, ubicada en las
esquinas de Av. Revolución y José
Vasconcelos, en la colonia Condesa, o la embajada de Cuba en presidente Masaryk.
Era frenética la persecución por alcanzar el saber, que aun no alcanzaba a entenderlo
como un placer, sino como consecuente con el desalojo de mil dolores, que me
producía el no saber, es decir la ignorancia.
Concluyo relatando que tengo
frente a mí, en este momento, un ejemplar de la revista Jaque Mate y no alcanza
el espacio para describir el amplio y maravilloso contenido: Entrevistas a
Svetozar Gligoric el húngaro y con el ex Campeón Mundial, Vassily Smislov. Reseñas
de los torneos Capablanca X in Memoriam, o el Budapest 1973. Análisis de las
defensas Petroff o de la génesis y esencia de los alfiles. Noticias sobre la
negativa de los EUA para que concedieran visado, a Bobby Fischer para jugar en
Cuba, y pormenores de su participación desde un tablero situado en el club de
ajedrez de Nueva York y su juego vía telefónica.
Es impresionante el artículo
dedicado al maestro argentino Najdorf, inmortal por la variante que lleva su
nombre en la inagotable defensa Siciliana, y por ser el ajedrecista que ostenta
el record del mayor número de partidas jugadas a la ciega, de manera simultanea,
con 45. Y partidas, muchísimas partidas anotadas en lenguaje algebraico en
español, el de mayor facilidad para dar lectura en México. Ajedrez de jóvenes,
problemas de resolución lógica, ajedrez infantil.
Y anécdotas, muchos anécdotas
como el del conocido “Mate al pastor” (P4R, P4R; A4A, A4A; D5T, C3AR; DxP ++)
que se menciona, apareció por primera vez en el “Famous Game of Chess Play” de
Arthur Saul en 1640 y que los franceses le llaman “le mat du Barbier”, que es
algo así como que si los pastores jugaran ajedrez, tal Mate se les podría dar
muy pronto… mientras que los ingleses lo nombran como “Scholar’s Mate” (el mate
del escolar)
Han pasado 40 años desde 1972 y
la distancia que separa a México del mundo civilizado, moderno, libre e
independiente, es la misma que existe entre la enseñanza del ajedrez en Cuba
entonces y lo que le llaman educación en México ahora, en este Sur del Edo Mex…