“Para mí, el Quijote no es cosa de risa”¹
¡Supe que fuiste a invitarme, Félix Garcia! No era para menos, tres décadas de lo que sea, son para festejar. Mi querida hija dijo “Vino el Sr. Félix” y agrego, “creo que quiere que hables”, pensando con su intuición, edad y al estilo del carácter regional.
Comencé con la cosa del tiempo, me sumergí entre mis notas pasadas, pues 30 años es para cantar un tango largo:
“Una creencia ampliamente generalizada es que el paso del tiempo es símbolo de progreso. El mañana, los tiempos por venir, son sinónimos de superioridad. La apuesta por el futuro es un dulce bálsamo seductor, lo mismo para los que no tienen nada que para quienes poseen mucho. Los hombres sabios que nos enseñaron a pensar sostenían, que el principio es la mitad del todo y que la acción del tiempo corrompe. Por eso dice Baltasar Gracias, “mi tiempo y yo y a otros dos”.
Enseguida busqué ideas en torno a la importancia de la palabra y de la lectura, que es la materia que nutre un periódico, como El Monitor.
“Tal es el caso de la cuestión del discurso político y su impacto en México, donde se han ordenado un extenso campo de voces para entronizar el poder, hoy en día empleadas por convención e inercia como moneda corriente, a las que ha impreso un significado deformado para callar o convencer a la masa de interlocutores a las que su poder seduce y cautiva. Nada extraño si se piensa que la palabra política es la más expuesta al principio de la corrupción, no de la creación y libertad como acontece con la literatura, donde el poder de la palabra, el más excelso y a la vez terrible que posee la especie humana, se encuentra al servicio de los intereses de los que es expresión”
Me dediqué a encontrar paralelismos entre tu trabajo, maestro y amigo, tu huella, respeto y ejemplo, en este pasaje que reproduzco del Diccionario de Fernando Savater, sobre un extracto del poema de Ariosto, el Orlando Furioso.
“Es la batalla entre el poderosísimo nigromante Atlante, contra la amazona Bradamante. Batalla espectacular librada volando sobre corceles alados, la poderosa Bradamante ve con admiración como su adversario, quien no ha sido derrotado hasta la fecha, no lleva arma alguna: solo empuña un libro. Pero pronto comprueba que no esta indefenso, porque el libro es mágico y cada golpe, cada estocada que Atlante lee en sus páginas, lo recibe inmediatamente ella, que apenas puede con semejante ataque.
Sea como fuere, lo importante es ese libro hechizado que ataca y defiende y soy de los que creen que todo libro es a su modo, mágico; aún más, considero que en el ya antiguo rito de la lectura, siempre hay algo de conjuro y brujería”
Que mejor ejemplo de la magia de la palabra y del ejercicio de la Política, en el origen de un país, cuya nación fue posible gracias al uso apropiado de la palabra, en vistas a un fin político superior. Me refiero a Islandia, cuya geología se ha manifestado estos días, de forma tal que ha obligado la cancelación, de cientos de vuelos en toda Europa.
Es aleccionador saber que el nombre de este país significa tierra del hielo (Ice Land-Islandia) y que la gran isla al norte, cercana al Polo fue llamada tierra verde (Green Land-Groelandia) y que las denominaciones fueron el medio utilizado para hacer que emigraran los vikingos de Erik el Rojo, quienes alrededor del siglo X, mantenían asolada y sometida a la población local.
En una época en que no existían los periódicos, fueron los pregoneros, el antecedente remoto del Monitor, quienes se encargaron de propalar la noticia y generar las condiciones sociales para la existencia pacífica de esta comunidad.
Tenía planeado concluir mi texto, con el análisis de la tesis que Octavio Paz expone en una de sus obras que ha sido considerada, del periodo tardío en el pensamiento del Premio Nobel. Me refiero a la Llama Doble y la relación entre amor y erotismo, información y poesía.
Sin embargo no pude concluir mi texto, menos exponerlo, el día en que nos reunimos a celebrar, en domingo, el treinta aniversario de tu trabajo, del periódico, del Monitor. Ese día, lo único que me pasaba por la mente, de manera obsesiva, era mi encuentro con ese mal que agobia a México. Con las hordas de barbaros que mantienen cautiva a nuestra nación, con el cáncer que corroe este país mientras, diría Gracián nuevamente, quienes “gobiernan, más bien desgobiernan, ya que atan todas las virtudes y desatan todos los vicios”
¹José Emilio Pacheco. Discurso al Recibir el Premio Cervantes 2009