Thursday, April 08, 2010

LICENCIAS MUNICIPALES

Resulta muy interesante saber que en Corea del Norte fue fusilado Pak Nam Gi, ex director del Comité de Planificación y Jefe de Finanzas del Partido de los Trabajadores, por haber llevado a la ruina la economía de esa nación. Y un caso más, en esas latitudes orientales, es el de la Minera Rio Tinto de capital australiano y asentada en China, donde cuatro de sus funcionarios principales, comenzando por su director han sido juzgados y condenados a 15 años de prisión, bajo los cargos de espionaje industrial y corrupción.
La lejanía de estas noticias, aunado a lo reciente de las mismas, no permite hacer una justa valoración de los hechos. Unas notas relacionan el fusilamiento del coreano de 76 años, como una “purga” política y otros consideran que no ha habido transparencia en la justicia del gigante asiático. No obstante constituyen paradigmas extraños a la realidad nacional, plagada, de actos de corrupción y de incompetencia manifiesta.
Sobresalen en la prensa nacional las declaraciones del ex secretario y ahora Director del Banco de México, Agustín Cartens, por el pésimo diagnóstico de la crisis financiera de noviembre de 2008 y las consecuencias para todos los mexicanos. O los casos de mineras como Pasta de Conchos en Coahuila o Charcas en SLP, quienes a pesar de ser responsables de decenas de muertes de trabajadores, continúan operando, sin recibir sanción por parte del gobierno.
En México se ha vuelto costumbre la impunidad de los burócratas que ejercen tareas de gobierno. Ser gobierno se ha convertido en sinónimo de incompetencia, de cinismo, de corrupción y de impunidad. No existe un mínimo de decoro, ni cuando se presentan tres secretarios de Estado, para asegurar en cadena nacional que ha retornado el crecimiento económico y se ha regresado a la generación de empleos, que cuando se realizan trámites de pago a nivel municipal.
Me acaba de suceder que inscribir un negocio en el padrón de Gobernación Municipal cuesta $1,475: no es solo el monto -$123 al mes- son los servicios que recibe uno a cambio, prácticamente ninguno. Pero es ante todo la actitud de la burocracia cobrona: me recordó la película “Pepe el Toro”, en el momento en que se presenta el carpintero, con las viejas prestamistas y las manos ansiosas, las justificaciones necias, los rostros hipócritas y la dureza de razones: “los cobros los fijan ahora los diputados” dice uno; “va a hacer negocio”, asegura otro, como si una empresa fuera solo cuestión de pagar una licencia y comenzar a ganar dinero.
Son burócratas alejados del diario vivir, son personas acostumbradas a recibir un pago quincenal, sin esforzarse y sin conciencia del origen de los dineros que llegan a sus manos. Además resulta inaudito que se generalice el esquema de pagos, para todos los municipios y para todos los giros sin importar el tamaño de la inversión. No es lo mismo Tejupilco que Metepec, ni la tiendita de la esquina que Wall Mart y sin embargo el cobro se hace así, sin importar lo demás. Si estuvieran en Corea o en China, seguramente la gran mayoría de burócratas que padecemos los ciudadanos mexicanos, quienes pagamos sus sueldos y gratificaciones, ya hubieran sido pasados por el paredón de fusilamiento o estarían en la cárcel.
Maestros que heredan plazas, burócratas de la UAEM-Tejupilco que contratan a sus “queridas” para dar clases, regidores tomando el sol a diario, supervisores que promueven o gratifican a los maestros públicos, solo bajo la obligación de ser militantes activos del PRI, disciplinados y sumisos. Son tantos los casos de corrupción y de incompetencia, de mentira y de tranza que solo se podría cambiar este Estado, mediante una revolución completa, como ha sucedido en Brasil, por ejemplo, quien ha encontrado en su Presidente Lula, su Andrés Manuel López Obrador. Tras cinco veces fallidas (¡5!), Lula consiguió ganar la presidencia del gigante Latinoamericano y con ello prestigio, crecimiento económico, Juegos Olímpicos y Copa Mundial de Futbol, no obstante de la envidia manifiesta y reiterada que el “Jelipe” Calderón, cada que puede, expresa en contra de un pueblo ejemplar como el brasileño.
Y ¿porque no recordar? En este regreso abierto de Carlos Salinas de Gortari a la cancha política nacional, - poniéndose la roja-, la vena poética de su hermano Raúl, que en el colmo del cinismo dejo plasmado en un decasílabo, la esencia de la corrupción que encabezo su hermano Presidente.

En nuestra cristiana sociedad
La moral se da en por ciento
Es inmoral el que a uno roba entre cientos;
Todos condenan, nadie dice lo siento.
Vaya cambio si ostentas algunos cientos:
Pase usted, que gusto, tome asiento.
Si a muchos robas al cien por ciento
Pudiera haber algún moral resentimiento.
Puntos más, puntos menos
La moral es cuestión de un tanto por ciento.


A Raúl Salinas de Gortari lo conocieron como el “ten per cent”, por su ordenada obligación de exigir un pago de 10 por ciento, a todos aquellos que quisieron hacer negocios con el gobierno, que su hermano Carlos Salinas ejerció con despotismo y prevaricación. Que corrompió y desmantelo al Estado Nacional Mexicano.

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