El escenario está dispuesto para que este domingo la selección de futbol de México “juegue como nunca y pierda como siempre”. El triunfo ante la selección de Francia, más la imperiosa necesidad de gritar y de externar la presión que produce el desempleo, el bajo poder adquisitivo del dinero, las injusticias oprobiosas, el temor y la muerte; y la abrumadora manipulación publicitaria en prensa, radio y televisión, llevo a la gran mayoría de mexicanos otra vez a creer, forjar esperanzas efímeras y luego, tras la derrota ante Uruguay, volver, como siempre, al pueblo, a la realidad.
Francamente no veo ninguna posibilidad de que un equipo desdibujado, con un líder entercado en un esquema estratégico que combina carencias tácticas, con fantasías personales -creo que Javier Aguirre bien haría en escuchar “fabulas de ranas sordas y asistir a terapias de benditas curas”- encuentre como ganarle a la Argentina.
Un resultado diferente, solo se podría explicar con la frase de que “así es el futbol”. Porque al igual que todo México, el futbol nacional es compendio y resultado de los grandes problemas nacionales, al que hemos llegado como país.
Tras ser descalificados, por tramposos, de toda competencia futbolística internacional en 1990, México tuvo una actuación regular en el mundial de 1994, jugado en EUA, cobijado por los miles de aficionados compatriotas, legales e ilegales, solo para ser nuevamente eliminados, al fallar frente a Bulgaria la suerte de los tiros penales. Es en el mundial de Francia en 1998, cuando se consigue la mejor actuación de la selección. La determinación de Luis Hernández, batallando, cargando, arrempujando a los holandeses y las genialidades de Cuauhtémoc Blanco que rubrica con un soberbio gol frente a Bélgica, fueron motivos suficientes para aspirar a un equipo emblemático, de coraje y de enjundia.
Dos años después de ese Campeonato, México opto por un cambio en el rumbo de la política y con el voto eligió, por primera vez en 70 años, un presidente de un partido político que no era el PRI, solo para descubrir que elegimos mal y que el nuevo presidente ni quiso, ni pudo, ni fue, como bien decía el artista Chávez Morado, mucho tiempo antes, Vicente Fox es “una nada llena de palabras”. Bien se puede afirmar que la selección de futbol es hasta la fecha, una nada, llena de comerciales.
Ante la indiferencia, incapacidad e indecisión del Presidente de la República, desde el año 2000 México vive una revolución política mediatizada, un cambio en la forma de gobierno y en los principios esenciales del Estado en que vivimos. Actualmente el Presidente ha dejado de ser el centro de México y el vacío dejado lo han llenado los 32 gobernadores que constituyen la Federación, así como los enormes monopolios que son fuente del verdadero poder real en este país: hablo de Televisa, el SNTE de Elba Esther Gordillo, los cárteles del narcotráfico o el PRI de Salinas de Gortari.
Así por ejemplo, y contraviniendo las disposiciones de la FIFA, el máximo órgano rector del futbol internacional, Televisa y TV Azteca son propietarias de la tercera parte de los equipos de futbol: América, Necaxa, San Luis, Jaguares, Santos, Morelia. Por otro lado, los gobernadores de los estados han visto que el futbol es un medio para influir en la población y casos como los de Aguascalientes, Can Cun Quintana Roo, Chiapas, Querétaro, Puebla o Pachuca confirman la mezcla de intereses políticos y económicos.
Existen similitudes entre el manejo del futbol y las épocas de elecciones políticas. Los torneos cortos, como se juega el campeonato mexicano propicia trampas y marrullerías, además de que hace campeón a equipos con menos de 30 puntos, cuando el Barcelona en la Liga Española acaba de coronarse, sumando una temporada de 99 puntos.
Igual y como sucede con la educación pública en México, que acaba de ser denunciada por la ONU como un sistema educativo corrupto, HASTA EL NIVEL DE AULAS: venta de plazas, favoritismo entre el magisterio, venalidad y acoso sexual, desvio de recursos para campañas políticas, trampas en los exámenes y el resultado más catastrófico: la impresionante ignorancia de los mentores y consecuentemente de los alumnos. “No es posible erradicar fácilmente la venta de plazas” fue la primera declaración que salió del magisterio nacional.
¿Habrá que esperar que la ONU expulse a todos los mexicanos forjados en las aulas escolares, para que alguien entienda, se decida –tirar a gol- y cambie esta situación? LA EDUCACIÓN, NUESTROS ALUMNOS, NUESTRAS HIJAS Y JÓVENES SON MUCHO MÁS IMPORTANTES QUE EL DEPORTE DE LA PATADA.
Francamente no veo ninguna posibilidad de que un equipo desdibujado, con un líder entercado en un esquema estratégico que combina carencias tácticas, con fantasías personales -creo que Javier Aguirre bien haría en escuchar “fabulas de ranas sordas y asistir a terapias de benditas curas”- encuentre como ganarle a la Argentina.
Un resultado diferente, solo se podría explicar con la frase de que “así es el futbol”. Porque al igual que todo México, el futbol nacional es compendio y resultado de los grandes problemas nacionales, al que hemos llegado como país.
Tras ser descalificados, por tramposos, de toda competencia futbolística internacional en 1990, México tuvo una actuación regular en el mundial de 1994, jugado en EUA, cobijado por los miles de aficionados compatriotas, legales e ilegales, solo para ser nuevamente eliminados, al fallar frente a Bulgaria la suerte de los tiros penales. Es en el mundial de Francia en 1998, cuando se consigue la mejor actuación de la selección. La determinación de Luis Hernández, batallando, cargando, arrempujando a los holandeses y las genialidades de Cuauhtémoc Blanco que rubrica con un soberbio gol frente a Bélgica, fueron motivos suficientes para aspirar a un equipo emblemático, de coraje y de enjundia.
Dos años después de ese Campeonato, México opto por un cambio en el rumbo de la política y con el voto eligió, por primera vez en 70 años, un presidente de un partido político que no era el PRI, solo para descubrir que elegimos mal y que el nuevo presidente ni quiso, ni pudo, ni fue, como bien decía el artista Chávez Morado, mucho tiempo antes, Vicente Fox es “una nada llena de palabras”. Bien se puede afirmar que la selección de futbol es hasta la fecha, una nada, llena de comerciales.
Ante la indiferencia, incapacidad e indecisión del Presidente de la República, desde el año 2000 México vive una revolución política mediatizada, un cambio en la forma de gobierno y en los principios esenciales del Estado en que vivimos. Actualmente el Presidente ha dejado de ser el centro de México y el vacío dejado lo han llenado los 32 gobernadores que constituyen la Federación, así como los enormes monopolios que son fuente del verdadero poder real en este país: hablo de Televisa, el SNTE de Elba Esther Gordillo, los cárteles del narcotráfico o el PRI de Salinas de Gortari.
Así por ejemplo, y contraviniendo las disposiciones de la FIFA, el máximo órgano rector del futbol internacional, Televisa y TV Azteca son propietarias de la tercera parte de los equipos de futbol: América, Necaxa, San Luis, Jaguares, Santos, Morelia. Por otro lado, los gobernadores de los estados han visto que el futbol es un medio para influir en la población y casos como los de Aguascalientes, Can Cun Quintana Roo, Chiapas, Querétaro, Puebla o Pachuca confirman la mezcla de intereses políticos y económicos.
Existen similitudes entre el manejo del futbol y las épocas de elecciones políticas. Los torneos cortos, como se juega el campeonato mexicano propicia trampas y marrullerías, además de que hace campeón a equipos con menos de 30 puntos, cuando el Barcelona en la Liga Española acaba de coronarse, sumando una temporada de 99 puntos.
Igual y como sucede con la educación pública en México, que acaba de ser denunciada por la ONU como un sistema educativo corrupto, HASTA EL NIVEL DE AULAS: venta de plazas, favoritismo entre el magisterio, venalidad y acoso sexual, desvio de recursos para campañas políticas, trampas en los exámenes y el resultado más catastrófico: la impresionante ignorancia de los mentores y consecuentemente de los alumnos. “No es posible erradicar fácilmente la venta de plazas” fue la primera declaración que salió del magisterio nacional.
¿Habrá que esperar que la ONU expulse a todos los mexicanos forjados en las aulas escolares, para que alguien entienda, se decida –tirar a gol- y cambie esta situación? LA EDUCACIÓN, NUESTROS ALUMNOS, NUESTRAS HIJAS Y JÓVENES SON MUCHO MÁS IMPORTANTES QUE EL DEPORTE DE LA PATADA.