QUE HABLEN LOS NÚMEROS
Independientemente de la certeza o lo razonable de la oposición de la población de la región al proyecto Cutzamala, cabría preguntarse: ¿que son 5m³ x s? ¿Qué valor se le está imputando al recurso agua? ¿Quién determina el valor comercial del agua y quien el valor social del mismo liquido?, ¿Qué garantías existen para que el crecimiento monstruoso de la megápoli no demande más y más agua, si ahora se tira, se desperdicia y no le satisfacen 65 m³ x s?
En un día, el agua que saldría de la presa del Tule, a través del sistema Cutzamala asciende a 432 mil m³, y si un m³ equivale a 1000 litros, luego entonces, ¿por qué no comparar los 432 millones de litros de agua que diariamente fluirán a la capital, con el precio de otros líquidos embotellados?
Por ejemplo, si en lugar de agua fuera Coca Cola, el valor de un día a razón de 5 m³ x s, supondría nada más la suma de $288 millones de dólares; si fuera gasolina, el valor del flujo de agua ascendería a más de $260 millones de dólares. Y si parece absurdo ¿que tal si se compara nuestra agua contra un barril de petróleo? que con 159 litros de crudo y a $60 dólares el barril, equivaldría a $150 millones de dólares. Esto es, que un día de agua a precio de petróleo es más que la derrama económica generada por los 4000 empleados en la construcción del proyecto, durante los dos años que duraría el mentado proyecto, en la avariciosa imaginación de sus constructores.
El problema del agua no termina con el proyecto Temascaltepec. La misma Comisión Nacional del Agua afirma que el país se seca. Si en los albores del siglo XX se transitó por una revolución cruenta por la tierra, al despuntar el tercer milenio, el inicio del siglo XXI se encamina hacia una decisiva guerra por el medio ambiente y por la seguridad del agua.
En nuestro país llueve mucho, pero en tanto el sureste nacional registra una precipitación media de 2000 milímetros (mm), en el norte del país la precipitación apenas es de 500 mm. Llueve mucho, 5,125 m³ por habitante; 13 veces más que en Israel, que en el desierto cosecha vergeles. Pero en México apenas el 11% de la precipitación pluvial se almacena en presas; de estas últimas, 137 de las 200 presas de mayor capacidad, se encuentran en el límite de su vida útil. Mantener esta infraestructura le costara al país más de $7,500 millones de dólares. Y más del doble si lo que se pretende es renovarlas por completo.
Contaminados todos los cuerpos de agua; infestados por descargas industriales y urbanas los más importantes vasos acuíferos; azolvadas las presas por la deforestación indiscriminada del territorio nacional: el agua, estratégica y prioritaria para la vida humana, requiere mucho más que una cultura del agua que la cuide, que la aprecie, que la utilice racionalmente y que la valore.
Con un consumo promedio diario de 300 litros de agua por habitante, la ciudad de México y sus municipios conurbados, registran índices alarmantes en todos los órdenes, peor aún si se consideran las tasas de crecimiento poblacional, y la acelerado concentración demográfica que prevé un aumento de 17 a 30 millones de habitantes para el año 2012.
El año 2010 es año de aniversarios fundamentales y puede ser símbolo de cambio en México. Esperanza renovada de que las cosas sean de otra manera; quizás lo primero que tenga que cambiar sean las relaciones entre la ciudad capital y el resto del país y en seguida, democráticamente, replantear los términos de intercambio de nuestros recursos naturales.
Si bien el artículo 27 constitucional establece claramente que todas las aguas son originariamente de la nación, es de elemental justicia y equidad que el proyecto Temascaltepec en caso de llevarse a cabo, se realice en términos completamente diferentes a los hasta ahora concebidos. No en su ingeniería, esta podría ser superior a la diseñada hace 15 años, pero si relación a los términos de intercambio con las ciudades: resulta inconcebible que medio litro de Coca Cola se venda en siete pesos, en tanto que 5 m³ x s de agua, no valgan nada.
Como en el mito fundacional donde se explica el juego del ajedrez, las cuentas por el agua pueden alcanzar cantidades exorbitantes. Tan solo a un centavo el litro, el precio diario por el agua de la cuarta etapa de Temascaltepec sumaría más de $480 mil dólares diarios, es decir una cantidad mayor a 6 millones de pesos diarios.
La moraleja dice que el origen del ajedrez era enseñarle al rey, que solo con la ayuda de todas las piezas del tablero saldría adelante y que pequeñas partes pueden sumar cantidades inimaginables.
Independientemente de la certeza o lo razonable de la oposición de la población de la región al proyecto Cutzamala, cabría preguntarse: ¿que son 5m³ x s? ¿Qué valor se le está imputando al recurso agua? ¿Quién determina el valor comercial del agua y quien el valor social del mismo liquido?, ¿Qué garantías existen para que el crecimiento monstruoso de la megápoli no demande más y más agua, si ahora se tira, se desperdicia y no le satisfacen 65 m³ x s?
En un día, el agua que saldría de la presa del Tule, a través del sistema Cutzamala asciende a 432 mil m³, y si un m³ equivale a 1000 litros, luego entonces, ¿por qué no comparar los 432 millones de litros de agua que diariamente fluirán a la capital, con el precio de otros líquidos embotellados?
Por ejemplo, si en lugar de agua fuera Coca Cola, el valor de un día a razón de 5 m³ x s, supondría nada más la suma de $288 millones de dólares; si fuera gasolina, el valor del flujo de agua ascendería a más de $260 millones de dólares. Y si parece absurdo ¿que tal si se compara nuestra agua contra un barril de petróleo? que con 159 litros de crudo y a $60 dólares el barril, equivaldría a $150 millones de dólares. Esto es, que un día de agua a precio de petróleo es más que la derrama económica generada por los 4000 empleados en la construcción del proyecto, durante los dos años que duraría el mentado proyecto, en la avariciosa imaginación de sus constructores.
El problema del agua no termina con el proyecto Temascaltepec. La misma Comisión Nacional del Agua afirma que el país se seca. Si en los albores del siglo XX se transitó por una revolución cruenta por la tierra, al despuntar el tercer milenio, el inicio del siglo XXI se encamina hacia una decisiva guerra por el medio ambiente y por la seguridad del agua.
En nuestro país llueve mucho, pero en tanto el sureste nacional registra una precipitación media de 2000 milímetros (mm), en el norte del país la precipitación apenas es de 500 mm. Llueve mucho, 5,125 m³ por habitante; 13 veces más que en Israel, que en el desierto cosecha vergeles. Pero en México apenas el 11% de la precipitación pluvial se almacena en presas; de estas últimas, 137 de las 200 presas de mayor capacidad, se encuentran en el límite de su vida útil. Mantener esta infraestructura le costara al país más de $7,500 millones de dólares. Y más del doble si lo que se pretende es renovarlas por completo.
Contaminados todos los cuerpos de agua; infestados por descargas industriales y urbanas los más importantes vasos acuíferos; azolvadas las presas por la deforestación indiscriminada del territorio nacional: el agua, estratégica y prioritaria para la vida humana, requiere mucho más que una cultura del agua que la cuide, que la aprecie, que la utilice racionalmente y que la valore.
Con un consumo promedio diario de 300 litros de agua por habitante, la ciudad de México y sus municipios conurbados, registran índices alarmantes en todos los órdenes, peor aún si se consideran las tasas de crecimiento poblacional, y la acelerado concentración demográfica que prevé un aumento de 17 a 30 millones de habitantes para el año 2012.
El año 2010 es año de aniversarios fundamentales y puede ser símbolo de cambio en México. Esperanza renovada de que las cosas sean de otra manera; quizás lo primero que tenga que cambiar sean las relaciones entre la ciudad capital y el resto del país y en seguida, democráticamente, replantear los términos de intercambio de nuestros recursos naturales.
Si bien el artículo 27 constitucional establece claramente que todas las aguas son originariamente de la nación, es de elemental justicia y equidad que el proyecto Temascaltepec en caso de llevarse a cabo, se realice en términos completamente diferentes a los hasta ahora concebidos. No en su ingeniería, esta podría ser superior a la diseñada hace 15 años, pero si relación a los términos de intercambio con las ciudades: resulta inconcebible que medio litro de Coca Cola se venda en siete pesos, en tanto que 5 m³ x s de agua, no valgan nada.
Como en el mito fundacional donde se explica el juego del ajedrez, las cuentas por el agua pueden alcanzar cantidades exorbitantes. Tan solo a un centavo el litro, el precio diario por el agua de la cuarta etapa de Temascaltepec sumaría más de $480 mil dólares diarios, es decir una cantidad mayor a 6 millones de pesos diarios.
La moraleja dice que el origen del ajedrez era enseñarle al rey, que solo con la ayuda de todas las piezas del tablero saldría adelante y que pequeñas partes pueden sumar cantidades inimaginables.
No comments:
Post a Comment