Sunday, April 22, 2012

40 AÑOS DE AJEDREZ


Encontré en mi biblioteca, en un rincón que hacia mucho tiempo no visitaba, unos archivos compuestos por revistas, recortes de periódico y muchas hojas de anotación, con cientos de mis partidas de ajedrez. Todo un tesoro ajedrecístico, en espera de ver nuevamente la luz, en cumplida ocasión, para demostrar esa máxima hindú que dice “Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona…
Desde que yo era un adolescente, solía recortar toda y cuanta partida de ajedrez que aparecía impresa en el periódico Excélsior y en la revista Tiempo, mis fuentes principales, aunque ocasionales, donde nutrirme de la genialidad estratégica y táctica de los grandes jugadores del ajedrez. Entonces, en la década de los 70’s en México, la literatura sobre ajedrez (libros y revistas) además de escasa, resultaba proporcionalmente mucho más costosa, que el día de hoy.
Durante muchos años, antes que se inventara el Internet, mi arsenal teórico ajedrecístico, se limitaba a un pequeño libro publicado por la editorial del periódico La Prensa “De Buda a Fischer y Spassky: 2000 años de Ajedrez” -del poeta mexicano Eduardo Lizalde- y mis recortes de periódico, que comenzaron a aparecer en México, precisamente a partir del Campeonato Mundial entre Fischer y Spassky en 1972, que fue, casualmente, el año de mi ingreso a la Preparatoria, en el antiguo Colegio de San Ildefonso.
Todo coincidió entonces en mi vida. Un despertar al mundo de la pureza intelectual, de la viveza creativa, de la libertad plena. La vida en la Preparatoria 1 de la UNAM me catapultó hacia el mundo de Cassia, el del Ajedrez diario, en clubes, en Chapultepec, a un lado del lago antiguo, o en la misma Casa del Lago, los días domingo, en frenéticas simultáneos.
Era San Ildefonso, allí fue, en aquellos pasillos largos, inmensos, de techos altísimos y arcos de piedra. Bajo los murales de Rivera, Siqueiros, Orozco y  los vitrales de Cordero,  la amistad divina, predestinada de los tres Jorges (García Arellano, García Solís –q.e.p.d.- y Morales Camino) con Joel Flores y con este Campeón que no olvida, para hacer una quinteta en lucha diaria, sobre los 64 días y noches del tablero. Se volvio un reto sin límites, ganar y no perder. El Ajedrez, constituyo la apuesta máxima que nos volvió amigos inseparables. Jugar al ajedrez representó una carrera contra el tiempo para saber, entender y escalar más alto, más rápido y más fuerte ("Citius, Altius, Fortius") que los otros cuatro ases, de la baraja fraterna.
En la búsqueda desesperada, por hallar el hilo conductor que me hiciera mejor que mis amigos, un día me topé con una revista que se llamaba Jaque Mate, que ahora sé -gracias a la magia del Internet- circulo en las décadas de los años 60’s y 70’s en Cuba y que fue uno de esos tesoros invaluables, que me sigue alimentando y deberá hacerlo mas, en las vidas de mis hijas y de sus propios hijos, y de cuanta persona este interesada en desvelar, los secretos, que encierra el noble arte, del juego ciencia, del Ajedrez.
Porque en la desatada investigación, en el escudriñamiento que cada uno de nosotros, Joel, el “Olegario”, “Pinochet” y “Tontin” –q.e.p.d.-, (así eran los nombres como nos identificábamos con los Jorges) realizábamos, coincidíamos con los tiempos, en que las carreras armamentistas estaban de moda en el mundo bipolar. Igual que como Rusos y Norteamericanos, se apuraban en lanzar Sputniks y Mercurys, Gagarines o Aldrin, Collins y Armstrongs al espacio, nosotros, la generación de ajedrecistas que creció bajo el influjo de los mexicanos Sisneaga, Frey o Mario Campos, y todos a la vez de Bobby Fischer, lo hacíamos por igual, al visitar la Biblioteca Franklyn de la embajada de los EUA, en la “Zona Rosa”, para tener en prestamos algunos libros de ajedrez que allí existían; o al convertimos en lebreles, ágiles y veloces, en la apasionante suerte de la sustracción indebida, de libros en las librerías del centro histórico del DF.
Mas he de reconocer que la descarga de adrenalina me rebasaba, a la hora de entrar a robar y prefería mejor visitar las embajadas de la URSS, lúgubre, tapiada, llena de misterios, ubicada en las esquinas de Av.  Revolución y José Vasconcelos, en la colonia Condesa, o la embajada de Cuba en presidente Masaryk. Era frenética la persecución por alcanzar el saber, que aun no alcanzaba a entenderlo como un placer, sino como consecuente con el desalojo de mil dolores, que me producía el no saber, es decir la ignorancia.
Concluyo relatando que tengo frente a mí, en este momento, un ejemplar de la revista Jaque Mate y no alcanza el espacio para describir el amplio y maravilloso contenido: Entrevistas a Svetozar Gligoric el húngaro y con el ex Campeón Mundial, Vassily Smislov. Reseñas de los torneos Capablanca X in Memoriam, o el Budapest 1973. Análisis de las defensas Petroff o de la génesis y esencia de los alfiles. Noticias sobre la negativa de los EUA para que concedieran visado, a Bobby Fischer para jugar en Cuba, y pormenores de su participación desde un tablero situado en el club de ajedrez de Nueva York y su juego vía telefónica.
Es impresionante el artículo dedicado al maestro argentino Najdorf, inmortal por la variante que lleva su nombre en la inagotable defensa Siciliana, y por ser el ajedrecista que ostenta el record del mayor número de partidas jugadas a la ciega, de manera simultanea, con 45. Y partidas, muchísimas partidas anotadas en lenguaje algebraico en español, el de mayor facilidad para dar lectura en México. Ajedrez de jóvenes, problemas de resolución lógica, ajedrez infantil.
Y anécdotas, muchos anécdotas como el del conocido “Mate al pastor” (P4R, P4R; A4A, A4A; D5T, C3AR; DxP ++) que se menciona, apareció por primera vez en el “Famous Game of Chess Play” de Arthur Saul en 1640 y que los franceses le llaman “le mat du Barbier”, que es algo así como que si los pastores jugaran ajedrez, tal Mate se les podría dar muy pronto… mientras que los ingleses lo nombran como “Scholar’s Mate” (el mate del escolar)
Han pasado 40 años desde 1972 y la distancia que separa a México del mundo civilizado, moderno, libre e independiente, es la misma que existe entre la enseñanza del ajedrez en Cuba entonces y lo que le llaman educación en México ahora, en este Sur del Edo Mex…