Wednesday, December 20, 2023

EL ABISMO (2005)

Como justifiqué el daño a mi hija

Ha pasado el tiempo y se polarizan lugares que son juntos y dos pero solo uno o al revés, pero como tomaste la decisión de moverte o dejarte mover, y como sabes pero no dices, como no has soltado una sola pista, nada para tratar de acercarme, ayudarte, cuidar y abrazarte. Pues llevas la iniciativa y vas adelante una movida.
No obstante y he ahí la paradoja, has planteado una ruta crucial necesariamente perdedora y sin ninguna oportunidad de ganar. Plantearlo en estos términos me lástima, pero es la forma inicial para abordar los términos de lo que fue una relación Padre-Hija, por el orden natural de la vida o Hija-Padre, por la secuencia real de los eventos.
Ganar-Perder, no son elementos constitutivos del vínculo natural en las familias, menos en el género que nos ocupa: el Padre educa el alma, la madre cuida el cuerpo; la familia es el seno donde se forma el carácter de los componentes, y el ejemplo es el auténtico maestro familiar; la superioridad de las virtudes y el atemperamiento de los vicios, el gobierno de las pasiones son fundamentales; las bases el respeto, el agradecimiento, la amistad, la verdad.
Salgo de teorías, para recordar, una vez más que la familia que decidí comenzar el 25 de junio de 1986, fue vulnerada totalmente por los vicios y perversidades de quien fue vehículo de tu nacimiento. Historia vieja que por desgracia persiste y regresa en la medida que se repite en la persona que unió a dos seres diametralmente opuestos.

DE VER LA VIDA POR UN PADRE TRISTE
Admito la responsabilidad que me corresponde desde el principio de esta familia, mis fallas de origen que no imaginé: ausencia de atracción, menos amor, encanto, cariño, respeto, ternura, locura, pasión: Carencia de compromiso … nada que no fuera la afirmación de un embarazo y la confirmación, la aceptación de mi paternidad.
Me entretenía la compañía de la futura mamá, su simpleza, pero me atribulaba la condición de la bebe, de mi hija; me resultaba lastimero que te quedaras en cuidado de quien sabe, en la azotea de una vecindad, en manos de una mujer que no entendía el rechazo, la cesárea, el desamamantamiento, los regalos, entregas con quien no te pidió, pero ante quien eras símbolo y ofrenda ceremonial: la triada Cuca-Azucena-Claudia
Salto en el tiempo y sin duda que el diario vivir se volvió lo que tenía que pasar, un infierno, espacio de mayores infidelidades, casa de brujas, nada que ver con el hogar. Tuve que trabajar mucho para que tuvieras una madre, para tener una esposa, para hacer de una empleada doméstica, un ama de hogar.
Creo que esa y solo esa condición obro para decidir mudarme a Temascaltepec. Nada más y nada menos. Instinto, sospechas inconscientes. Nunca siquiera imaginé que la esposa invisible, recogida, afortunada, insignificante jugara con dos o más cartas.
Hago un alto aquí para adelantar un punto central: en mis manos está tu vida como lo está tu muerte. Al revés se llama parricidio y es donde te has instalado, el veneno materno que te ha cegado, el pinacate que llevas dentro, las enseñanzas aprendidas en el mundillo, reflejo del planeta globalizado, el del tocho, el Tec, las megas partys, los mensajitos electrónicos. El lado oscuro del miedo, la culpa, deuda impagable, cuenta inexorable nunca cubierta. Es el espacio de la mentira, la deshonestidad, trampas, cobardías. EL terreno de los valores de Cómodo el parricida y su escala de competencia y de triunfo… derrotado.
CONFESIÓN DE PARTE, RELEVO DE PRUEBAS
Y aclaro, que la decisión de la vida o la muerte tiene que ver con el soy o no quiero ser. Si tu madre te convenció, apoyó, tentó para que siguieras sus huellas y atraparte en el chiquero que tanto temes mencionar, donde la mujer se metió en el delirio prohibido que apasiona, el ser animal que la figura, tu penal de Almoloya.
La bestia indomable ha probado todos los dolores del mundo, cuanta bajeza e inmoralidad existe o imagina cualquier mente descompuesta. Todo en desesperada y ansiosa búsqueda de algo con que paliar sus dolores. Remedio para la cruda de toda su infeliz existencia, cuya borrachera fatal la marcó cuando ni siquiera pudo comprender nada, en la más tierna infancia, donde quedo infectada. Esquizofrenia delirante de una horda de esclavamos. Briaga que dura generaciones, mujeres prostituidas al nacer.
Ese es el rito en el nido que ahora continuas, la estirpe que te niegas a enterrar. Te apoyas en la debilidad de mi alma, la que incapaz de desmantelar, anticipar, ver antes, ser tentado por el elogio a la locura, el gozo, la depravación, la perdición, y con la muerte misma. La fuente de la vida, la causa de la risa y del miedo y de la superioridad y de la inferioridad. Te apoyas en todo lo malo que habita en mí, que soy y que me mata. Acepto y reconozco. Más nunca tendré un punto flaco en la entereza, arrepentimiento, compromiso, atención. Mis activos son inmensamente superiores a los pasivos que me dañan y que me rodean, cierto.

MÁS SABE EL NEURÓTICO POR OBSESIVO QUE POR DIABLO
Justo aquí es donde analizo el contenido de tu ¿último? correo. Nuevamente so pretexto de lo que no te gusta, te amenaza, lanzas otro dardo. ¿Crees realmente que esperaré que respondas? Si en 6 meses no has escrito ni una sola cuartilla en total. Además la soga que descompuso y lastima es justamente el lance anunciado, como Padre, como Caballero, como Hombre y que si no lo hago en persona es precisamente por lo que no heredaste de mí ser: honest, loyalty and courage. Si decidí aceptarte como hija yo y solo yo decidiré si lo serás más: por tu muerte, por mi muerte, por negar, por desconocer. Así como hay quien habla, ladra, muge y sale corriendo y eso le hace creer que es deseada y que esta en control, basta no mirarla y desaparece. Es el caso de todos, todos los hijos: el repudio es sentencia de muerte, el rechazo es el duelo, el del luto, de los difuntos.
Esa es mi prerrogativa y el correo que envié en la madrugada del 26 sentencia tu orfandad de padre (los judíos incluso celebran todo el ritual del luto y colocan una placa por la muerte de una hija si esta casa con un no-judío) Te importe o no, aceptas que te dañan y en tu soberbia, en tu mezcolanza con la inferior donde te enredaste, ni siquiera tienes capacidad para imaginar el costo del repudio paternal. (total, le dices papa a ruben boby). Pero allí salta tu chispa vivaracha. Aprendiste a alterar calificaciones, pedir incrementos de becas, presentar exámenes sin terminar ciclos escolares, y me tratas con la misma vara: un mensaje amoroso, amenazas y reclamos, adosados con besitos, es lo mismo a lo que te has acostumbrado y mal.
¿Destino de padre e hija?: violencia desatada, la tristeza acumulada, frustración reprimida, silencios enterrados, llanto que no sale y penas que al añejarse pudren lo mejor de uno.
He tratado de explicar, renegar de tus falsedades, soportar tus reclamos, fingir demencia e incluso esperar equivocaciones; cierto, supiste que interceptados tus correos, en vez de optar por la atención, la confirmación, mejor y cambiaste las señales. He sido paciente y prudente; guardo en apunte los números telefónicos que han salido de Telcard, a altas horas de la noche y yo no cambio las señales, quizás necesites llamar, incluso, he aguantado esperando respuesta, de ¿Por qué llamar a los juzgados de Temas, al restaurante de suhi Lyn, a Cuernavaca? Y no lo ves o ensoberbecida no entiendes.
Y claro que exploto y sé que tengo razones: enseñas colmillos desconocidos y te burlas con las indefiniciones: “pronto, chismes, la carrera”. Me ofende que me confundas con lo que no soy (nana), tristes señales de tu tristes signos: que le llames nuestro rancho. El dueño de todo, incluso por supuesto y de eso hablo en toda esta carta, de tu ser y tu existencia. Tú me perteneces y no eres dueña de nada, ni siquiera de tus actos, los cuales hoy empeñas a quien te manipula.

POBRECITO, POBRECITO
Y reviento contra tu egoísmo, cuando que el mejor bálsamo para empezar a curar tus males consistiría en “mira papá quiero que sepas que hago… estoy… número de teléfono… Por favor, fíjate….”
No Hija, no puedo así mostrar los sentimientos que me conmueves. No hija, no quiero darte un gusto que no mereces. No Claudiana, escribo y seguiré escribiendo porque la palabra es la única condición humana. Pero por supuesto la palabra verdadera, la palabra recta, la palabra sensible. Que es la que construye o destruye, que es la que levanta o derriba. Que trasciende y no la letra vacía, la de superación personal, la falsa, hipócrita, hueca, sin compromiso. Esa es tu voz, la que no trasciende, impacta, menos deja huella. Letras desechables que aburren a fuerza de sonsonetes, monocordes, simplistas, pragmáticas, mercenarias.
Pero no hay plazo que no llegue ni tiempo que no se cumpla. Tras confirmar, que te refugiaste con mi peor enemigo no te queda sino aceptarlo, reconocerlo, “hacerlo con toda el alma” O decirte que te equivocaste, decirte que estas cambiando a otros horizontes, que entiendes que el fin no justifica nunca los medios si estos dañan. (¿A que extremos habrás llegado? ¿Que habrás visto? ¿Como te habrán tratado? Para salir destapada, llevando de por medio la integridad física de tu peor enemiga con piel de oveja, de correr apenas en 3 meses de sufrir lo peor ¿pa’que?).
Por otro lado, el caso de la azucena es patético. Escucharla es recibir vomitadas de rencor, un eterno reproche, en esa condenada a la que te uniste en singular alegría; tal vez, y solo tal vez empujada mí, pero siempre movida por tus patitas y tus manitas. En cambio a la pobre de azucena solo le queda la agresión telefónica, (“tarde o temprano me van a buscar”) pues en persona es una sirvienta de quinta categoría. Para ella no existe la casa que construí, diseñe, decoré, la propiedad que adquirí para la tienda y todo lo que sueñen en el futuro; y el trabajo y el diseño y lo que hice; tampoco lo que escribo y lo que sé y lo que entiendo; el departamento donde te lleve en tu tierna infancia, menos aún, nunca en su imbecilidad eterna la belleza física y moral de Cristina y Carmen, y aún la tuya ¡caray! No sé ni como ella justifica los chingazos que le propinaste, y que quizás le diste, en un arranque de ¡auxilio!; pero como tu Claudiana pretendes igualarte con ella, no dices, no explicas, no respetas y si en cambio imitas, reproduces copias... Tu elegiste vivir en una autentica colonia de enanos, de paracaidistas; lo peor de México, mundo gris, del SNTE, CONALEP, el de la pobreza repartida, mal gusto. El auténtico y verdadero mundo de los nacos. Cada quien recibe lo que se merece.

HARTAS MAÑAS DEL MOUNSTRITO
Recuerdo que al día siguiente de conocer a tu mamá, de experimentar intriga por el acoso del “gatete” (otro de los perros escogidos por esta mujer), viajé a Acapulco y estuve a punto de ahogarme. Ese encuentro me marcó. Pero ese día, en tanto jalado por las olas, imaginando mi muerte, de repente salió de mi pecho un grito hondo, bramido estertóreo: AUXILIO. Esa será la señal que realmente espero de ti. No de lo que hagas, no de tus estudios o deportes, no a las amistades o fiestas: NO. Auxilio, pedir ayuda para salvarte de ese mounstrito, y todo lo que representa esta especie de parásito, de tu madre, que no es y vive de sus imaginarios; si tú eres todavía Tu, si no te has acabado de convertir en un clon, si en vez de dar, escuchas consejos, si oyes la voz y te ilumina la virtud, si no terminas de transformarte en Dar Vader. Acude con la bella prontitud de la hija que acude a la familia. Reencuentra a tus hermanas, interrumpe los actos fallidos, levántate y deja de caerte, duerme bien, encuentra el sentido de la vida y de la felicidad; deja el éxito para los mercachifles y disfruta de tu inocencia, porque muy temprano te condenamos padre y madre a crecer sin merecer. Si es necesario dime que hacer para que seas feliz y remedies lo que tengas que curar con tu mamá. Estoy dispuesto a escuchar lo que me quieras decir

COMO GATO PATAS PA'RRIBA
La alegría de tu presencia, la nostalgia de las añoranzas, el deseo de hacer realidad mis deseos, el calor de tus brazos, el sabor de tus lágrimas, lo grotesco de tus excesos, el recuerdo de lo de siempre, reclamo de los esfuerzos, el gusto de enseñar, de vigilar, de cosechar.
La amenaza de tu fracaso, de tus excesos, de lo joven que eres y lo maleada que estás; expresa tus deseos, confirma tu voluntad y si está contra mis principios –distancia de tu madre, obediencia y agradecimiento, respeto y atención, responsabilidad fraterna, explicación total- si algo te niegas, aunque te propongo y ofrezco cualquier forma de tolerancia y hablar, hablar y dejar de huir
Basta y vete de mochilazo con Cristy este verano. Basta y se humilde. Basta y reconoce que fracasaste por elegir mal. Basta y levántate. Basta y recupérate. Basta y ten la serenidad, la paz, el amor, la sabiduría que haga regresar en ti la alegría de vivir. Basta y resucita, regresa, revive; no de palabra, siempre de actos, de adeveras.
Lo contrario significa desear mi muerte, consunción del parricidio (in god we trust vis a vis the trust is our god) y no dudo en borrarte de mi disco duro, sacarte de mi vida, expulsarte del paraíso, pasar la página, cambiar de canal, saciar la sed por salvarte ,dejar de partirme el corazón. Me daña mucho no el verte fuera de la casa, sino en mentira, dizque independiente –por vergüenza solo por esto cualquier mujer decente habría reculado- me encabrona saberte bajo la dominatrix de tu madre. Me duele sospechar que intentes algo contra tus hermanas. Molesta atender traiciones, golpes bajos, vivir pendiente de ataques furtivos. Pero lo que más me duele y entristece, lo único que verdaderamente me pierde y condena mi porvenir al llanto, peor que la tragedia del Padrino y la muerte final de la hija de Michel Corleone, al pie de la escalera con un disparo en medio del pecho; peor que la tragedia de Marlon Brando y el suicidio de Cheyenne, la hija que no soporto la muerte de su amado a manos de su medio hermano, todo, todo palidece por el fracaso que mi hija significó ya en mi destino, TU.