Tuesday, September 07, 2010

ALEJANDRO BÁEZ GRAYBELT

En México, al ajedrez le pasa lo mismo que al basquetbol: no existe escuela, no hay constancia y quienes comienzan a destacar se convierten en unos fanfarrones. Nada mas odioso que jugar una cascarita de básquet con un par de “gigantones” que aplastan a los chaparros, lo mismo que a los jóvenes y novatos.
Peor es jugar una partida de ajedrez con los “chapos”, los vagos y mañosos “empuja maderas”, que nunca explican, siempre presionan y jamás dejan crecer a los que comienzan a interesarse en el deporte, arte ciencia: el ajedrez.
En las escuelas públicas no existe el ajedrez, pues el juego de los 64 escaques es una combinación de la creación con la precisión. Es esfuerzo y agilidad, es tenacidad y carácter, es conocimiento y genialidad, es brillantez, es maravilla. Nada de eso existe en nuestras escuelas repletas de burócratas holgazanes, tan comodinos como mediocres.
De lo poco que se puede mencionar del ajedrez nacional, están sin duda las legendarias enseñanzas del maestro Alejandro Báez Graylbet, y su permanente presencia en el Club de Ajedrez México, de las añejadas calles de Tacuba, en el Centro de la Ciudad de México. Fue mi maestro –y de tantos muchos otros- y lo recuerdo, siempre con agradecimiento y un profundo cariño, por sus pantalones aguados, su enorme abdomen, la camisa desabotonada, sus verrugas, cigarro, pelo blanco, ceño de “Troll”, pero sobre todo por sus enseñanzas del ajedrez, las profundas ideas que aprendí con él y el placer que me proporciono saber que entendía las veleidades de Cassia.
Otro personaje emblemático del Ajedrez en México es Arturo Xicoténcatl y su columna de tantos años y sus partidas diarias. Gracias a Arturo seguí los campeonatos de Fisher y Spassky, de Kaspov y Korchnoi; y de Karpov y Kasparov, antes de que existiera el internet, con todo y sus endemoniadas equivocaciones por los “duendes” de las galeras del periódico Excélsior.
La tercera mención es para el Ajedrez en Yucatán y su escuela única, el trabajo constante y el ejemplo siempre presente del Gran Maestro Torre Repeto.
Marcel Sisneaga, Keneth Frey, Mario Campos deberían ser otros mencionados, pero antes que ellos está el Ing. Ferris Carrasquedo, decano del Ajedrez, impulsor y promotor del juego ciencia, además de ser un empresario fabricante de bellos tableros y piezas modelo Staunton, como el que alguna vez le intercambié y que aún conservo, en un torneo en el Deportivo Eduardo Molina, hará hace cosa de 35 años, por una de las primeras computadoras que jugaban ajedrez que llegaron a México: compacta, con foquitos en cada casilla, a la que le ganaba con facilidad o me desesperaba por su lentitud de respuesta.
Hoy veremos este problema y pensemos que empieza una secuela que dentro de unos años, deberá arrojar verdaderos ajedrecistas en el Sur del estado de México.
Juegan las blancas y ganan:
Nivel Intermedio, La solución es 1. Dxf7+! Esta jugada comienza una secuencia forzada que lleva al mate inevitable. Después de 1...Txf7 sigue 2.Te8+ Tf8 3.Txf8+ Rxf8 4.Te8++

2 comments:

El editorialista said...

Recuerdo al Maestro Baez, no podía faltar a los torneos, era genial escucharlo hablar de ajedrez y de esa historia que se hacía sobre los tableros en México y otros lugares, solo tengo una duda, el club al que se refiere no es el Metropolitano que se encontraba en Tacuba 8 arriba de los boliches Zago?
un saludo.

Guillermo Garcia said...

Acabo de leer tu comentario... que agradezco mucho... y respondo que No... los Boliches Sago (estoy seguro que se escribía con "S"...) eran un lugar inolvidable... en donde uno jugaba mientras unos trabajadores se dedicaban a "parar" los boliches cada que el cliente lanzaba sus bolas de boliche... No... el Club Metropolitano se localizaba casi esquina con Filomeno Mata, a unos pasos del llamado Palacio de MInería -sede de la Feria del Libro que invita la UNAM cada año-... el Club Metropolitano era un espacio bastante grande... unos 250 m2... con mesas de billar y que tenía una especie de "tapanco" al que se accedía por una escalera en donde se acomodaban aproximadamente unas 20 mesas para jugar al ajedrez, perfectamente diseñadas... robustas, con tableros con escaques de unos 3.5 a 4 cm por lado, brillantes por el poliester y con unos aditamentos a los lados de las patas de la mesa para colocar las bebidas que tomara cada jugador... Allí vi lo mismo a Mario Kampos que a Keneth Frey, a Alberto Campos, a Raul Ocámpo a Willy de Winter... que a generalotes diputados, senadores y aprndices que nos fugábamos de la Prepa 1, solo para ir a entregarnos a los brazos de Cassia...